lunes, 13 de febrero de 2012

La filosofía posmoderna

“La historia ha acabado”
Francis Fukuyama

“La historia es el progreso de la conciencia de la libertad”
G.W.F Hegel

"La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases"
Karl Marx

Los tiempos que nos tocan vivir son los tiempos del pensamiento posmoderno que se manifiesta en varias esferas. Pero, ¿qué es el posmodernismo y cuál es la importancia social de entender su lógica?
El posmodernismo es el momento histórico presente, caracterizado por lo preeminencia de lo efímero. Esto es, todo lo que huela a categoría holística, gran teoría o pensamiento colectivo será despreciado por la sociedad posmoderna, que solo parece interesada por el consumo en sí mismo.
El posmodernismo es la filosofía de la derrota, de un mundo sin polos antagónicos, de la sociedad alienada sumida en el consumo más frívolo. Es el pensamiento del “fin de la historia”, del “fin de la clase obrera”, del “fin de las ideologías”, luego de la caída del bloque soviético.
La sociedad posmoderna no conoce ideales, utopías, grandes corrientes en disputa ni mundos bipolares. Por el contrario, si aparecen las rechaza, sosteniendo que hay una pluralidad infinita de subjetividades con pareceres disimiles que son inabarcables. Ergo, resulta imposible construir una gran teoría y, menos aún, sentar una posición de conjunto y a futuro. Así, la idea de progreso social se reemplaza por la idea del progreso individual. En lugar de organización colectiva habrá iniciativas particulares, en lugar de clases habrá individuos con distintas capacidades, en lugar de dominación clasista habrá sometimiento individual ante la autoridad. La acción del posmoderno es la desarticulación de la historia o la conformación de ésta en tanto caos.
El posmoderno cree que “la” realidad no existe sino que existen muchas realidades en las cabezas de los hombres y que depende de ellos, en tanto individuos disímiles, la modificación particular de esas realidades.
En rigor, el posmoderno no puede unificar sino separar, no suma sino que divide, no puede construir conocimiento porque no puede abstraer categorías, solo ve detalles pequeños y particularidades. Si, en otras épocas, se buscaba el rasgo común de los grupos para entender su lógica colectiva, el presente posmoderno busca la diferencia, el caso aislado, para particularizar y no entender nada. Descree de la ciencia moderna porque desconfía de la idea del conocimiento verdadero y universal.
Los mensajes periodísticos y las consignas políticas dejan de importar en cuanto a su contenido o su ideal político, solo son relevantes en tanto generen impacto y sean “bien transmitidos”, con colores y grandes letras. La imagen es lo fundamental en esta sociedad posmoderna, todo lo demás es insignificante. La política, sus partidos y los sindicatos pierden peso como herramientas de organización y cambio.
El concepto de líder pasa solo por la imagen y el dinero, no por su capacidad intelectual, honestidad o laboriosidad. Se premia la viveza en lugar de la inteligencia, la rapidez en lugar de la calidad. El capitalista, feliz, no encuentra resistencia alguna y tiene rienda libre para chupar sangre trabajadora sumamente alienada.
El consumo pasa a dominar la vida, las tradiciones pierden peso social, la cotidianeidad de la gente deviene pública. La primicia y la abundancia informativa contradictoria es otra característica distintiva de la sociedad alienada que se llama posmoderna. Los medios masivos de comunicación aparecen como la fuente indiscutible de la verdad y son quienes marcan la agenda informativa. Éstos no son elegidos por la gente según su filiación político-ideológica sino por quién conduce, su imagen y su rating. Lo que importa no es informarse sino entretenerse. Tratar de pensar al mínimo y drogarse con opio televisivo.
La idea de pasado, presente y futuro se reduce a la supervivencia distraída de un presente fugaz. No hay historia ni ideologías, no hay visión de futuro ni reflexión sobre el pasado. Lo viejo es desechable, lo joven explotable. Todo es consumo.
El pensamiento posmoderno se manifiesta en todos lados, algunos ejemplos serían: en política económica, es el neoliberalismo, la doctrina individualista a la que solo le importa el consumo y no la producción; en periodismo de espectáculos, se llama Rial; en periodismo político, refiere al “periodista piola” que presenta con el mismo tono canchero una muerte, la primavera árabe o la última oferta de Garbarino. En música, el posmoderno es el DJ que se cree músico; en lo actoral, la chica pulposa que está en Gran Hermano pero que quiere ser actriz mostrando las tetas; en política, su mejor exponente es Macri o similar: un tarado poco hábil pero con plata, sin militancia política pero con asesores marketineros que arrasa en las elecciones porque apunta al costado posmoderno reaccionario de la sociedad porteña. Y así, si se comprende la lógica posmoderna, los ejemplos llueven a cántaros.
La revolución social, el progreso de la humanidad, la lucha por una sociedad científica sin clases, aquel anhelo por el que miles y miles dieron la vida ya no se hace en la calle armando barricadas: o bien no se hace o se hace al interior de uno mismo. La justificación mística vuelve a la escena, dejando de lado a la ciencia, pero de otra forma: ya no es una justificación místico religiosa institucionalizada como lo hacía la iglesia en el Medioevo. Por el contrario, es una idea mística individual en donde importa más lo que dice Osho que lo que dice el Papa.
La mirada subjetivista se adueña de la realidad, todo es relativo, nada está bien ni mal, solo es distinto. Lo que parece muy democrático y pluralista es tremendamente peligroso y funcional a la sociedad de clases. ¿Por qué?
Porque la idea central del pensamiento posmoderno es que existen muchas luchas y hay que dar batalla una por una, de forma individual y aislada. Esto oculta que la lucha es una sola, a saber: la lucha contra el capital. Claro que esta se manifiesta en diversas esferas pero la batalla debe ser de conjunto y lo que se haga debe ser pensado con una mirada holística que no pierda de vista que el ser humano es en tanto ser social por lo que no hay hechos ni personas aisladas sino que todo es parte, de un modo u otro, del complejo entramado socio-económico en el cual vivimos.
La transformación es posible y urgentemente necesaria. El posmodernismo es la angustia consumista de una sociedad que está desorientada mas no perdida. El deseo de rebelarse a la opresión de la libertad es característica esencial del ser humano, la producción de una ciencia crítica que vaya en contra de los lineamientos posmodernos es el deber de todo intelectual honesto.


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